Patrimonio Natural

El relieve no es sólo montañas. También son hondonadas, valles y depresiones. A los indudables valores estéticos que ofrece el municipio hay que añadir los geomorfológicos y los ecológicos.

EI Valle de Liendo  de origen Cuaternario, ha posibilitado el desarrollo de suelos muy aptos para el desarrollo agrario, y justifica en parte, la extensión de prados y cultivos en la depresión.

En el barrio Isequilla, encontramos “La sima de Rucueva“, o como vulgarmente se la denomina “Ojo de Rucueva”. En este punto desembocan las aguas del Valle, que en el breve curso recoge el río “Rucueva” y junto a las importantes precipitaciones han favorecido el desarrollo de esta cavidad en el subsuelo, donde las aguas se pierden en este sumidero al pie del monte de Candina, horadando y perforando las rocas en cientos de metros para salir al mar. El origen de esta cavidad debemos definirlo como el resultado de la erosión de la roca caliza que da lugar a formaciones kársticas, a cuevas, simas u otros conductos subterráneos.

En las inmediaciones de la Playa de San Julián encontramos otro punto relevante de interés geomorfológico que puede resultar bastante extraño e incluso haber pasado desapercibido para los oriundos o cualquier otro visitante de la zona, se trata del Diapiro de Liendo, incluido en el Inventario Nacional de Puntos de Interés Geológico del IGME.

Este diapiro4 es una estructura tectónica, en la que puede apreciarse, por observación directa, cómo materiales arcillosos y yesíferos depositados durante el sistema Triásico, han roto las capas superiores llegando a superponerse sobre las correspondientes al Cretácico. Por lo tanto, en este lugar podemos contemplar dos singularidades geológicas. Por un lado, la composición y características de los sedimentos correspondientes al sistema Triásico (Superior), que no es común en la parte Norte de Cantabria. Por otro, la estructura tectónica, que tiene características específicas, derivadas de la plasticidad de los sedimentos que fluyen, cuya consecuencia, diapirismo, queda representada de manera especialmente clara en este punto.

Geomorfológicamente hablando hay que destacar otro punto de interés: “Los Ojos del demonio“, conocidos entre los lugareños como los “arcos de Llanegro“. Situados en el interior del Macizo de Candina y en el camino que nos conduce hasta la cumbre más alta “Solpico“.

Su perímetro se halla rodeado por un círculo de montañas muy abruptas en el Este. Entre todas ellas destaca por su altitud el Macizo de Candina. Se trata de un monte utilidad pública número del Catálogo, 57 (bis), con una cabida total de 1.200 hectáreas dividido en diferentes trozos denominados: Arza, Gandarillas, Helguero de Mula, La Varguilla, Ge- do, el Rostro, Jalluengo, Tueros, Llanegro, Presa, LLontizo, Somante y Vizuengo. Este macizo remata en una cuña denominada “Solpico” con una altura de 472 metros, sobre la costa. En esta peña encontramos la única buitrera marítima del Norte de España, donde los buitres leonados hacen sus nidos en las oquedades de sus altos paredones.

El Macizo de Candina, y por su puesto “Solpico“, se crearon por el hundimiento de las cavidades subterráneas de las rocas calizas, formadas por la acumulación de conchas y caparazones de restos de animales marinos. Por eso abunda la roca calcárea (lapiaces)5, salpicadas de crestas y hendiduras.

El resto de montes, se denominan, Las Quemadas, La Cueva, Grumarizo, La Canal, Cuesta Negra, Manás, Cobazos, Recollado, Pozobal, Hayas, Trespiedras y el Mazo del Noval.

Sus barrios lugares y rincones bucólicos fueron formándose a lo largo de los tiempos a medida que las aguas, de lo que en un principio fue un lago y las que en la actualidad riegan el Valle fueron desecándose y a través de los arroyos perforaron la gran mole del Monte Candina, por el sitio de “Rucueva”, orando las rocas en cientos de metros para ir a parar al Mar Cantábrico.

Hidrológicamente se abastece de los ríos o arroyos que atraviesan el Valle: el “Ros- veras”, nace en el sito de su mismo nombre, cruzándole puentes como el de “San Andrés”, “El Calvario”, “La Yera” y el de “La Viesca”. El río “Yesta” que nace en Yesta y atraviesa todo el barrio de Hazas para unirse al Rosveras, lo cruzan los puentes de “Armente”, “El Puentón”, “Puentestud” y “Llandrovas”, además el río de Mendina y el de “La Cueva” o “Covacho” que nace allí mismo, estando atravesado por los Puentes de “Rocillo” y del “Molino” juntándose en los Llatazos y Mollaneda y por la cavidad de “Rucueva”, en la Isequilla, atraviesan el peñascoso Monte Candina parar desembocar en el mar.

Su paisaje de bellos y contrastados verdes, se completa con un litoral salvaje, donde se alternan la costa acantilada y la arenosa. Al pie de la Peña Solpico se encuentran sus Playas, en las que podemos disfrutar de bellos paisajes y observar cómo sobrevuelan el nudo montañoso los buitres leonados..

La de “San Julián”, escondida entre agrestes peñas y bellos acantilados. Su acceso se realiza desde el barrio de Villanueva, dejaremos el vehículo en la explanada o aparcamiento, continuando a pie por el sendero que nos llevará hasta la costa. En esta había una costumbre, que hoy en día ya no se continua: los hombres se situaban a la izquierda según se bajaba y las señoras a la derecha, costumbre rigurosamente respetada.

La de Valdearenas, en Sonabia, situada en la otra vertiente de Solpico, se accede desde la N-634, por la carretera que nos llevará a Oriñón y Sonabia, en la que se puede disfrutar de un bello paisaje entre dunas.

Dichas playas son el principal atractivo turístico de la época estival, albergando turismo nacional e internacional. Del acogedor Valle sorprende la singularidad de su paisaje. Así queda reflejado en su himno: “En un rincón de Cantabria, rodeado de montañas, se halla enclavado este Valle orgullo de la montaña por su paisaje y llanura, por sus gentes y sus playas…”